Es verdad que el cambio, la transformación y la increíble metamorfosis de Gregorio no le causa sorpresa alguna; padece como si este suceso hubiera sido esperado por él, como un destino lógico; sólo sucede y él se adapta tan perfectamente que a nosotros, los lectores, nos produce escalosfríos, mientras continuamos leyendo esta maravillosa obra.