Un niño que se siente valorado, amado y respetado, mantiene una sana autoestima. Si a esto añadimos padres que saben escuchar, pero también dirigir y corregir con amor e inteligencia, estaremos dando pasos firmes hacia una educación integral, afectiva y efectiva. En suma, este es un valioso instrumento que ayudará a los padres en la compleja y emocionante tarea de educar a los hijos.