Cautela contra cautela. Antonio Mira de Amescua Jornada primera (Sale Chirimía, de noche.) Chirimía: Ya el cielo como un pavón ostenta sus luces bellas con las lucientes estrellas que sus ojos de Argos son. Ya el cielo está como un huevo, estrellado. El mundo está vestido de negro ya. Salga vueselencia. (Salen Enrique y Julio.) Enrique: Debo recatarme, cosa es clara cuando en Nápoles estoy y Enrique de Ávalos soy, Marqués del Basto y Pescara. Don Alonso de Aragón, Rey de Nápoles, confía de la diligencia mía con una inmensa afición este reino, y un privado, ministro por varios modos, ha de dar ejemplo a todos. ¿Qué mucho que recatado salgo yo por la ciudad de noche a vanos errores? Si aunque son castos amores, mostrarlos es liviandad.