Esta pequeña historia nos muestra lo grande que es el universo y por más insignificantes que seamos en este mundo. Todos tenemos nuestro propio universo, como puede ser el interior de nuestra recámara, o de nuestra casa, la cual queremos agrandar y comernos toda la calle como el puntito; pero al final de querer hacerlo, a la postre de ese deseo, nos damos cuenta que es imposible tener todo... ¿y para qué tenerlo si no puedes gozarlo? Es tan grande toda la calle que para mantenerla te llevaría muchas horas de tu vida.