El placer de crear algo saludable, nutritivo y (con práctica) hermoso con sus propias manos no tiene precio. Y, además, es un placer muy fácil de compartir. El pan es el alimento para compartir por excelencia, y lo único más satisfactorio que el primer bocado de una pieza horneada por uno mismo es la emoción de observar a nuestros amigos o a nuestra familia cuando prueban su primer bocado. A través de métodos y recetas sencillos podrá acercarse a este antiguo arte sin miedo. Celebre sus éxitos, aprenda de sus errores, familiarícese con la sensación de la masa entre los dedos, y en poco tiempo se encontrará preparando sus propias versiones de este alimento maravillosamente sencillo e infinitamente variable.
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