Los ríos de Holanda se convierten en invierno en grandes y sólidas pistas de patinaje a donde acude casi toda la población a patinar, y allí se desarrolla una gran carrera en la que los chicos se disputan el ansiado premio que son los patines de plata. Hans y Gretel, dos niños de escasos recursos económicos que viven en una cabaña al lado de su madre y su padre enfermo, fabrican sus propios patines de madera y, soñando con los de plata, acuden a practicar al río congelado donde, además surgen amistades que a veces se refrendan al año siguiente y continúan de por vida. El sueño de Hans y Gretel comenzaba desde la posibilidad de participar en el concurso.
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