Cuando Nelda tenía nueve años, su tía Teo murió ahogada en las caudalosas aguas del rio Usumacinta y, así, este se convierte en su primer encuentro con la muerte. La muerte, esa última tragedia de la vida, ese tema del que no se habla, y al que Nelda se enfrenta con entereza y con una plena intención de descifrar. Alas al duelo es una historia que no sólo nos confronta con la muerte, sino que la convierte en esa amiga de siempre con quien nunca hablas, pero que un día se aparece en tu casa sin avisar; aquella que conoce tus secretos, deseos, tristezas y añoranzas, quien entra en tu casa, abre el refrigerador, se acuesta en tu cama y ya nunca se va. En estas páginas, gracias a la narración excepcionalmente cercana de la autora, la vida de Nelda se convierte en la propia, y el sentido de lamuerte se dibuja claro e inevitable como una idea autogenerada la cual viaja del subconsciente hasta el consciente de cualquier lector: la vida es cambio, la vida es evolución y la vida es muerte. Sin embargo, Alas al duelo no pretende explicar un concepto tan ubicuo como elusivo, sino hacer que cada persona lo procese y lo haga suyo. Es una invitación a experimentar una vida prestada durante unas cuantas horas, una vida tan entrañable que se siente como propia, con emociones tan reales que se quedarán para siempre en la memoria.
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