El autoconocimiento es una de las tareas más importantes y más difíciles para un ser humano. Cuando los griegos colocaron en la fachada del templo de Apolo, en Delfos, la célebre inscripción Conócete a ti mismo como una especie de consigna obligada o imperativo para todo mundo, muy seguramente pensaron que este era el primer paso para emprender rutas de mejora para engrandecer nuestro ser.