Colorear mandalas relaja la mente, el cuerpo y el espíritu, alivia el estrés y es una oportunidad para explorar su propia creatividad interior. Durante los últimos veinticinco años, el autor ha explorado, pintado, practicado y enseñado el arte de la pintura de mandalas. Colorear no precisa de una experiencia previa o un talento artístico innato. Como profesor, para él la tarea más dura consiste en disipar las preocupaciones de los alumnos y eliminar cualquiera de sus pensamientos que los lleve a pensar que carecen de creatividad o que su naturaleza está lejos de ser artística.