¿Has visto esas películas en las cuales el protagonista se despierta siendo un fantasma y no se da cuenta de que ha muerto? No importaba cuanto lo intentara, no podía conseguir llamar la atención de la gente, era invisible. Era un niño fantasma. En enero de 1988, a los doce años, Martin Pistorious contrajo una extraña enfermedad y al poco tiempo había quedado paralizado. Los médicos le dijeron a sus padres que, además, sus facultades intelectuales eran las de un bebé. Lo que nadie sabía es que a pesar de que el cuerpo de Martin no se recuperó, la mente de Martin se había despertado de nuevo. Era un prisionero de su propio cuerpo.