Una serie de princesas y otras nobles imaginarias iniciaron la búsqueda de una artista capaz de retratarlas con delicadeza y apego a la verdad. Esa búsqueda terminó en México, donde encontraron a Margarita Sada. Ella supo inmortalizar, en esta inusitada galería, los quehaceres y placeres de estas singulares figuras de la aristocracia.