Maniático sexual, asesino serial, reformador social, humorista macabro, hombre de mil caras... El problema con Jack, en última instancia, es que mientras más lee uno acerca de él, más se aleja de la realidad y se acerca a la leyenda. En algún momento se tienen que caer las máscaras; no para descubrir la identidad del destripador, sino para revelar su verdadera humanidad.