Es sorprendente ver a Jesús rodeado de tantas mujeres: amigas entrañables como María, oriunda de Magdala; las hermanas Marta y María, vecinas de Betania; mujeres enfermas como la hemorroísa o paganas como la siro-fenicia; prostitutas despreciadas por todos o seguidoras fieles como Salomé y otras muchas que le acompañaron hasta Jerusalén y no le abandonaron ni en el momento de su ejecución. De ningún profeta de Israel se dice algo parecido. ¿Qué encontraban estas mujeres en Jesús? ¿Qué las atraía tanto? ¿Cómo se atrevieron a acercarse para escuchar su mensaje?