INTRODUCCIÓN Desde tiempos remotos, surgieron las primeras expresiones gráficas del ser humano mediante dibujos o pictogramas que transmitan mensajes. Después surgieron símbolos a los que se les dio un significado. Más tarde apareció el signo, entendido como cualquier cosa que signifique, represente o sugiera otra, y que puede ser una grafía o un dibujo, notas musicales o una operación matemática. La escritura existe desde que se constituye en un conjunto organizado de signos gracias a los cuales los usuarios pueden precisar claramente lo que piensan y sienten. La escritura es una de las herramientas que el ser humano utiliza para comunicarse mediante signos convencionalmente utilizados; esto significa que, en el plano social, para todos significan lo mismo. Estos signos permiten expresar con autonomía ideas, sentimientos, hechos, fantasías, etcétera, de manera inmediata (un recado, un mail), a través del tiempo (libros, enciclopedias, etcétera), en forma masiva (periódico) o individual (carta personal). La escritura es una forma compleja de comunicación y para su adquisición los niños y las niñas requieren de un largo proceso en el que intervienen distintos factores, entre ellos la facilidad para realizar el trazo de las letras, la organización mental de las ideas y los sentimientos que se desean expresar, el conocimiento del sistema de escritura y el acercamiento a la lectura. Diversos investigadores han estudiado estos procesos y han roto con ideas tales como que la enseñanza de esta forma de comunicación se inicia hasta que el niño llega al acercamiento a las letras. Por el contrario, nos han demostrado que el niño comienza a descubrir lo que a su entender es la escritura desde que reconoce y plasma gráficos en un papel e identifica los instrumentos para hacerlos. Ahora bien, estos acercamientos transforman al niño desde el aspecto físico hasta el cognitivo. Es decir, la escritura y las hipótesis que el niño deduce de lo que observa en su contexto hacen que la actividad mental y física, su dinamismo y sus concepciones cambien. Para llegar a un proceso de descubrimiento, el niño debe pasar por la observación y después irá a la imitación de lo que los otros hacen. Entonces, el joven escritor comenzará por el garabateo, tratando de representar su mundo y adquiriendo o madurando elementos físicos y mentales que poco a poco le permiten acercarse a los procesos formales de la escritura. Desde el punto de vista fisiológico, el pequeño deberá tener un desarrollo corporal óptimo que inicia con la parte psicofisiológica: la ley cefalocaudal (desarrollo del cuerpo desde la cabeza a los pies), y la ley proximodistal (desarrollo a partir del eje central del cuerpo hacia fuera, es decir de lo más próximo a los más lejano, de lo más grande a lo más pequeño). Posteriormente, deben existir la maduración y el desarrollo de ciertas funciones específicas: el tono muscular (regulación de fuerza a partir de la evolución del sistema nervioso), postural (o
