El término «ciencia» puede resultar frío para asociarlo al amor, pero no lo es. Ciencia es habilidad, destreza, sabiduría y conocimiento profundo. El amor, además de ser un arte es, siguiendo estos parámetros, una ciencia que se puede estudiar, y sobre la que se puede aprender. De hecho, este ambicioso tratado propone la gran teoría del amor. Porque es la experiencia más intensa y profunda, y también más transformativa; la más placentera y sublime, y la más dolorosa e inquietante. A todos nos importa el amor, de ahí las enormes posibilidades de este título.