LA MUJER VENEZOLANA, ECUATORIANA, COLOMBIANA Y CENTROAMERICANA EN EL SIGLO XIX Impresión bajo demanda

LA MUJER VENEZOLANA, ECUATORIANA, COLOMBIANA Y CENTROAMERICANA EN EL SIGLO XIX

Código de artículo:
4396013956
ISBN:
9788417280673
Páginas:
124
Tipo de libro:
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Los diversos capítulos del libro distinguen entre la mujer de procedencia española y la indígena, que en Ecuador es del mismo origen que la india del Perú y Bolivia. El territorio que hoy comprende aquella República formó parte integrante del imperio de los Incas. Por su parte, destaca César Olmedo que en las regiones calurosas de la Nueva-Granada es bastante diligente. Las casas que ocupa son de juncos o de bambúes, y suelen estar elevadas en medio de los bosques más espesos. Existe un tercer grupo que son las negras esclavizadas de origen africano y las mulatas. De estas últimas, dice Ignacio Gómez, que desde pequeñitas empiezan a educarlas en las familias donde sirven sus padres, ya para hacer recados, ya para cuidar de los niños, ya para servir a la mesa o ayudar en la cocina; cuando son mayorcitas lavan dentro de casa o llevan la ropa al río, planchan, cosen y hacen toda clase de labores de mano. Les enseñan igualmente a peinar a sus amas, mostrando algunas gran disposición para colocar la peineta, o las cintas y flores que suelen ponerse las señoras en la cabeza. De las de raíz española, los autores de Venezuela, Nueva Granada y Centroamérica destacan que visten a la europea y entre sus virtudes el amor y el sacrificio, y con uno y otro sentimiento labran su felicidad y la de los suyos. Nicolás Ampuero es menos complaciente y se fija en la dejadez de la guayaquileña continuamente recostada en una hamaca, y ataviada con una ligera bata que deja entrever sus bellísimas formas, aspira las brisas del mar, sin moverse durante muchas horas de ese lecho suspendido, en el que se mece perezosa. Todos denuncian que la mujer no puede recibir los beneficios de una sólida instrucción a pesar de que, como dice Olmedo de la neograna-dina, manifiesta grandes disposiciones para amoldarse a las ideas cultas y si no se ha conseguido esta reforma se debe a la resistencia de las clases superiores a extender la enseñanza: La educación del pueblo constituye la dicha, la civilización, el respeto social.

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