Las reformas curriculares y pedagógicas que hagan posible la formación de ciudadanos para la democracia tienen que dar un lugar preponderante a la supervisión, actividad mediadora entre administradores, escuela y comunidad. Históricamente, la supervisión escolar ha cumplido diversas funciones que van desde el control y la inspección hasta el asesoramiento y la orientación técnico-pedagógica, siempre con objeto de analizar la calidad de la enseñanza, evaluar el rendimiento de las instituciones escolares y proteger el derecho de los alumnos a una educación plural y libre. En este libro se reivindica la función política de la supervisión para, lejos de considerarla un ejercicio de poder incompatible con el quehacer pedagógico, vivirla como un liderazgo promotor de la acción colectiva en proyectos educativos compartidos y como una actividad primordial en la tarea de mejorar la calidad del servicio educativo. Este primer volumen, escrito por un equipo que durante años ha trabajado con grupos de supervisores e inspectores, se centra en la gestión escolar, particularmente en lo que toca a la labor de los directivos escolares, con hincapié en el liderazgo directivo, la planeación, la evaluación, el trabajo colegiado y la vinculación entre escuela y comunidad.
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