Aun así, Roma apenas ha dispuesto tres legiones desplegadas en tan inmenso territorio para proteger sus intereses. Al frente de una de ellas se encuentran Macro y Cato. Macro y Cato deben trasladarse a Egipto para enfrentarse de nuevo a su viejo enemigo Áyax, quien con su ejército de ex esclavos y gladiadores se ha convertido en una pesadilla para los navegantes y los pueblos costeros egipcios. Además, las tropas nubias no dejan de acosar las fronteras del Imperio, y todo ello está socavando la autoridad de Roma. En cualquier momento puede estallar la revuelta, pues el país se ha convertido en el granero de un Imperio que parece insaciable, y la presión fiscal puede resultar finalmente insoportable para el pueblo egipcio.