Casi 500 años han transcurrido desde que la Virgen de Guadalupe se apareció ante un indígena de nombre Juan Diego y milagrosamente estampo su imagen en su tilma. Dejando de lado las creencias religiosas de cada mexicano, es innegable la trascendencia de este suceso en la configuración de nuestra identidad cultural. Con el tiempo se convirtió en una figura de unión simbólica que, ofreciendo cobijo y sustento, ha acompañado ininterrumpida mente el caminar del pueblo mexicano. En esta obra de arte se manifiesta de manera visual una importante gama de hermosas expresiones de nuestro mexico lleno de ingenio, armonio y color.
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