La medicina clínica está entablando la lucha entre la tradición y la modernidad; arraigada en prácticas que le han permitido ayudar a los pacientes por siglos, enfrenta la irrupción abrumadora de la tecnología que le hace cuestionar sus rutinas y rituales. Una proporción de su quehacer ancestral ha sido superada y su supervivencia se aferra al mito que la sustenta. El número de mitos populares sobre las causas y los remedios de las enfermedades es enorme. Este no es el tema del libro. Muchos relatos y catálogos se han publicado sobre eso. Este libro devela más bien diversos mitos de la práctica clínica. En algunos, se descubre fácilmente la obviedad de su caducidad; en otros, la reflexión contemporánea los desnuda. El ejercicio no deja de ser divertido como lo suelen ser las revelaciones impensadas. Permite cuestionar entidades enraizadas en un continuo que nos mantenía tranquilos en nuestro quehacer, como el diagnóstico nosológico, la terapéutica automática, el paradigma etiológico, la subordinación del paciente y el aprendizaje memorístico, y nos lanza a nuevas aventuras que sacan provecho de los recursos modernos para lograr mayor eficiencia. Dice el epílogo que "es más cómodo adherirse al mito, soslayando lo que pudiera tener de inverosímil, que profundizar en su naturaleza y resultar desengañado y apesadumbrado por haberle sido fiel tanto tiempo".
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