Teseo fue obligado a entrar en el laberinto. Allí recordó los consejos de Ariadna y ató a la puerta principal el extremo visible del hilo y avanzó lentamente. No sintió miedo, tenía confianza en sí mismo y aunque no tenía armas para pelear contra la feroz bestia, sabía que el poder para vencerlo estaba dentro de él. El Minotauro lo atacó sin compasión y aún así Teseo no se dio por vencido, tomó fuerzas y se levantó. Finalmente ganó la difícil batalla.