Gracias a su memoria y espléndida imaginación, mamá oso y su osezno han podido disfrutar del espectáculo circense desde afuera. Y como casi siempre ocurre en los cuentos, el zorro quiere abusar de su astucia; se ha empeñado en cobrarles el importe de los boletos, aun sin haber entrado. Pero no contaba con el ingenio de papá oso, ¿de qué forma le dará su merecido?